En las dictaduras militares de los años setenta en Sudamérica, privó un régimen de excepción, para lo cual se emitieron decretos con los que se regulaba la seguridad pública, mismos que fueron mal copiados por los asesores de Peña. Un chileno a fines de los años setenta tenía más garantías que las que tendremos con esta ley. Esta ley está incompleta, confunde seguridad nacional con seguridad interior y seguridad pública entre otras confusiones deliberadas.

A lo largo de la historia de México, la gente ha tenido buenas y malas experiencias con los militares, hay soldados buenos y soldados malos, hay mandos con honor y los hay sinvergüenzas. Desde que la guerra que no es guerra se inició, las malas experiencias son cada día más frecuentes. La gente no tiene razones para esperar algo bueno de la Ley de Seguridad Interior.

En su momento, algunos señalaron, que había que comenzar a trabajar algo contra la corrupción antes que iniciar ese tipo de campaña contra el crimen organizado. Cómo confiar en un gobierno que ha promovido leyes descafeinadas por la transparencia y contra la corrupción, lo que sumado a los escándalos de las casas y contratos, no le deja motivos a los ciudadanos para creer que algo honesto y bien intencionado pueda salir de un gobierno como el de Peña.

La intención de promulgar está Ley es infundir miedo, necesitan las casillas vacías el día de las elecciones, los ciudadanos no deben dejarse intimidar y deben de ir a votar.